13.5.15

Hiponacte. Fragmento 92 (Remedio para la impotencia).


Ella me dijo en lengua lidia: faskati krolel [
en culinés : tu culo [
y mis pelotas [
ella las fustigaba con una rama de higo como si yo [fuera el chivo expiatorio
bien aseguradas con tablillas de madera [
y [yo estaba preso] entre dos tormentos[
por un lado, a mí, la rama de higo [
cayendo desde lo alto, [y, por otro lado, mi culo
embadurnado en mierda [
y mi ano apestaba. Escarabaj[os estercoleros
llegaron, zumbando, por el aroma [eran más de cincuenta
algunos atacaban[
y golpeaban, otros, [con sus dientes mordían
y otros caían a las puerta[s
de Culilandia[…





** Hiponacte (Éfeso, siglo vi, a. C.). Las fuentes antiguas lo consideran un poeta de invectiva, por sus ataques dirigidos a escultores famosos, quienes, supuestamente, lo habrían caricaturizado. Deliberadamente outsider (añadiendo su exilio en Clazomene, por razones desconocidas), la poesía de Hiponacte da cuenta de la otra parte de la vida cotidiana de Grecia: el discurso de los pobres y mendigos, la comedia descarnada, el abuso y la brutalidad, etc. Como toda poesía marginal, es rica en idiolectos, formación de palabras con tintes de burla y ataques verbales. Por ello, los personajes que la pueblan son dioses comparsas de ladrones, esposas adúlteras, héroes fallidos y estúpidos, sacerdotes malhadados. Se le atribuye una de las primeras parodias al género épico, una Odisea perdida, y la creación de distintos metros. En sus fragmentos resalta la figura del fármaco o chivo expiatorio: el personaje expulsado de la comunidad (culpable de sus males), errante o loco que purifica, con su partida, fustigación, lapidación o ahogamiento, a la sociedad. El fr. 92 da cuenta de una especie de ritual cómico para la impotencia (tópico que después emplearán Ovidio, Petronio y los libertinos), donde una mujer lidia azota con ramas de higo, como si fuera el chivo expiatorio, las partes nobles del poeta previamente aseguradas con tablillas de madera, y le introduce algún artefacto por el recto. La llegada de los escarabajos se representa como una batalla, un asedio a las puertas de una ciudad: Pígelas, nombre también paródico. Al parecer, cumplida la invasión al cuerpo, la voz poética logra sanar. Sobreviven sólo 183 fragmentos de su poesía, la mayoría en mal estado de conservación. La traducción del fragmento 92 es propia, atendiendo las lecturas presentes en la edición de Douglas Gerber, Iambic Poetry, Cambridge Mass., Harvard, Loeb Classical 259.

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